Los chimbadores del 2017
Foto tomada de Twitter |
Si la forma en que los políticos utilizan nuestra
lengua sumara o restara puntos dentro de su carrera electoral, la candidata del
PSC, Cynthia Viteri, y su compañero, Mauricio Pozo, deberían estar relegados a
los últimos puestos.
La prueba es el programade gobierno, titulado "Cambio positivo", que el binomio tiene colgado
en el portal oficial de la candidata. Lastimosamente, nadie se fija en esas
cosas. No, no me refiero a la ortografía, me refiero a los planes de gobierno
de los presidenciables. Si lo hicieran, notarían que no solo es un problema de
forma —ya de por sí deplorable— sino también de fondo.
Al desquiciado uso de los
signos de puntuación del dúo positivo hay que sumar su incapacidad para decir
algo concreto. Usted, querido lector, lo puede advertir fácilmente en el tercer
párrafo del texto —esto, claro, si logra sobrevivir a los dos primeros, donde
entender algo es una proeza—. Allí afirman que no se puede creer en las cifras
oficiales y que la gravedad de nuestra situación puede ser mayor de la que se cree. Al final de ese mismo párrafo,
ya no puede ser, sino que todo está “en una situación peor de la
que se admite”. Entonces ¿qué era lo que querían decir? ¿“puede ser” o “está
peor”? Porque, aunque parecido, no es lo mismo.
El “puede ser” parece más
razonable, dentro de la lógica de ese par. Lo digo porque ellos mismos afirman
que está demás ahondar en cifras. Pero, según mi intuición, si nos quieren
convencer de que los balances del gobierno son falsos, ¿no sería lógico que muestren
algunos números propios, como para tener evidencia de lo que dicen? A mi
parecer, este no es tema de grandes razonamientos políticos ni filosóficos,
sino de una conclusión elemental: si digo que algo no es cierto, lo tengo que
probar yo, no el acusado. ¡Y eso que Viteri es abogada!
Lo que sigue no dista ni
del resto de contendientes, ni de lo que djeran en su momento los exaspirantes
a la presidencia de años pasados: promesas de eliminación de impuestos,
generación de más plazas de trabajo, subida de salarios, incremento de la
inversión extran… etcétera, etcétera, etcétera. Y entre todo ese chorizo de
propuestas copiadas y pegadas de todos los candidatos de todo el mundo,
aparece, sutilmente una esta maravilla: “reemplazar deuda cara por barata:
menores tasas de interés, plazos más largos”. No vale la pena opinar, porque la
oración sola da cuenta de sí y de las cualidades mentales de sus autores.
De todas maneras, no es
importante lo que los Viteri-Pozo propongan. No lo es porque hay una sola razón
por la que su candidatura existe: para quitarle votos a Lasso —los pocos que ya
había logrado conseguir en su loca campaña de hace cuatro años—. Nebot, que
podrá ser grosero, machista, gritón y prepotente, no es pendejo. Es claro que a
la pobre de Cynthia no la envió a ganar, sino a estorbar.
Quizá el alcalde de
Guayaquil ha visto en Lenín Moreno (casi seguro ganador de estas elecciones) un
aliado más probable que Lasso, con quien pareciera nunca haber congeniado. Quizá
esa vieja rencilla del PSC hacia la banca se vigorizó en este último tiempo. Cualquiera
que sea la razón, lo cierto es que el único perjudicado es el banquero. Y el
beneficiado, para variar en todas las elecciones recientes de Ecuador, es el
candidato de Alianza PAIS.
Y bueno, los Viteri-Pozo
algo nos enseñaron también: eso de ser chimbador no ha sido tan malo, porque ya
se están palanqueando el segundo (y eterno) puesto en estas elecciones. ¡Y eso
que se tomaron tan a la ligera la candidatura, que ni siquiera pasaron el plan
de gobierno por el corrector de errores ortográficos de Word!