Guillermo Lasso: Las cicatrices de una mala idea
La campaña del banquero Guillermo
Lasso inició meses antes del plazo oficial definido por el Consejo Nacional
Electoral (CNE), y sin embargo pareciera no haber hecho mella en los ciudadanos.
Con una tibia presentación, el ahora candidato presidencial se presentaba a una
extrañada televidencia que no advertía bien qué estaba pasando: “Hola, soy
Guillermo Lasso”, y no era raro escuchar “y a mí qué me importa”, o “¿y éste de
dónde salió?”. El spot, que parecía una extravagancia millonaria para que todos
supiéramos su nombre, se trataba de otra de las “inteligentes” jugadas de la
oposición contra el gobierno de Rafael Correa. “El que pega primero pega dos
veces”, pensarían los aliados de este emprendedor ecuatoriano.
Con esta anticipación, y dada la
falta de leyes precisas que prevengan este tipo de maniobras, la promoción de
Lasso se adelantaba a la del resto de candidatos, y aunque CREO, el partido del
candidato pensaba que había hecho un gol electoral, sólo consiguió que la
curiosidad de todos se canalice en enterarse quién mismo era este enigmático
nerd. Y claro, la memoria le jugó la primera mala pasada al banquero: “CREO que
era el superministro de Jamil Mahuad” decían unos, “CREO que fue asesor
económico y embajador itinerante de Lucio Gutiérrez” contestaban otros, “CREO
que es el de la genial idea esa explotadora del banco del barrio” remataba un
tercero para no dejar lugar a dudas. Estrategia
1: fallida.
El verdadero dolor de cabeza
llegó para Lasso cuando su primer slogan de campaña se volvió en su contra: “otro Ecuador es posible”
decía Lasso con su flamante libro en la mano, “otro banquero imposible”
contestaban divertidamente los que ya le habían reconocido, incluso Correa lo decía
con sarcasmo en cada oportunidad que se le presentaba. Estrategia 2: fallida.
Pero si hay algo que se le debe
reconocer a Guillermo Lasso y a César Monge, director nacional de CREO, es la
tenacidad y la capacidad de salir del aprieto con alguna otra estrategia creada
al apuro. La nueva genialidad fue apelar al ¿alcoholismo? de algunos, y como
parte de una serie de spots llamados “Vivir
sin miedo, vivir con esperanza”, aparece uno dedicado a la libertad de
decisión, donde un individuo asegura que quiere tomar una cerveza un domingo, o
cuando él quiera. Pero la nueva idea tampoco dio demasiados frutos cuando el
humor de la gente y el no dejarse convencer con discursos de esa índole
terminaron por restarle impacto a dicho producto, y con ese a todos los demás
de la misma campaña. A la gente no le convenció el discurso de las libertades
bajo el derecho de trabajar con chuchaqui el lunes. Estrategia 3: fallida.
Al final y con un nuevo slogan,
el candidato representante de la derecha en Ecuador ha logrado mantener la
campaña en algo a flote, aunque su popularidad no haya crecido demasiado y esté
bastante debajo del candidato Presidente Rafael Correa. Ahora que Lasso avisa
que con él ya viene el otro Ecuador, habrá que preguntarse cuál. El abanico no es
muy grande si se toma en cuenta los gobiernos con los que el banquero ha
trabajado. Y entonces pensar en que entre los dos Ecuadores que hemos tenido,
el anterior al 2007 y el Ecuador actual, sería irresponsable querer “el otro
Ecuador” de vuelta.
Definitivamente la estrategia
comunicacional no ha jugado en favor del emprendedor Guillermo, que ahora
estará pensando en cómo hacerse con la presidencia del Banco de Guayaquil otra
vez, para cubrir el tiempo libre que tendrá luego de estas elecciones. Una mala
estrategia de la oposición seleccionar un banquero para hacerle frente al
gobierno actual, y aún más mala decisión haber escogido precisamente a
Guillermo Lasso para ser la figura antagonista de Correa. Ahora tendrán que
seguir tratando de alimentar el odio de algunos sectores al Presidente, para en
algo favorecerse, para evitar que el ridículo sea más grande.